domingo, 13 de febrero de 2011

Cuento de Mirna López Baez

MUERTE DE LA MUERTE

(continuación)

La vela se apaga.
La mujer corre abre un baúl viejo, las bisagras rechinan; saca algo de allí y lo deja abierto.El viento arremete contra la puerta y la abre de par en par. La brisa helada penetra en la cabaña. La anciana emite un quejido espeluznante, la mujer voltea y ve la figura vestida de negro en la puerta. Erguida, imponente, dominante. Ella la mira sin miedo, con una mirada penetrante y desafiante, en sus ojos hay odio y rencor. Sus miradas chocan. Se ven fijamente. Son dos titanes que cada uno desea su presa. La figura de negro avanza un paso, la mujer otro. De pronto…. La figura de negro se queda paralizada y la mujer sonríe, una sonrisa que es más bien una mueca de victoria.El viento sigue soplando. La mujer enciende un fósforo y rápidamente enciende la vela. La figura de negro ha soltado las cadenas y sólo se puede observar el brillo de sus ojos ennegrecidos como su misma alma.La mujer toma lo que saco del baúl.La figura avanza hacía la anciana quejumbrosa y la mira. Un hedor a vísceras podridas inunda la habitación.La anciana abre los ojos y despavoridamente la mira. Un grito silencioso escapa de su garganta es un NOOO que ensordece al mismo silencio; es una negativa ala figura vorazMientras la mujer toma el libro que ha dejado en el suelo, se coloca el rosario en el cuello y toma las cadenas que la figura de negro dejo en el caminar.La anciana agonizante observa a la figura, trata de ver su rostro y en su desesperación la figura de negro toma el rostro de la madre de la anciana, el rostro de su hermano, de sus amigos que se marcharon de este mundo hace mucho tiempo y la anciana los llama y la figura extiende su mano hacía ella. Las manos se van acercando una con la otra. La anciana desea tomar esa mano que hace tantos años no ha tenido, acariciar el rostro de su madre y conversar con esos amigos de la infancia que ya no están, es un deseo impulsivo y trata de alcanzar la mano de la figura. Las manos casi se juntan.La mujer sin que nadie lo note se ha colocado muy cerca de la figura, mientras los dedos casi rozan, casi se toman la una con la otra. La mujer hábilmente coloca las cadenas con candados alrededor de la figura de negro y los cierra, con una llave que saco del baúl viejo. La figura inmediatamente trata de zafarse; pelea con las cadenas y no puede quitarlas, tira de ella fuertemente, pero es inútil, los candados están cerrados. Los candados la han aprisionado, la figura es presa de ella misma, en su desesperación, emite un grito de dolor, tan desgarrador como la muerte, tan ensordecedor como doloroso.La mujer coloca a la figura encadenada en el baúl y la mira, en su mirada hay victoria, cierra el baúl y la tercera cadena en el suelo la toma y con ella rodea el baúl viejo y coloca el candado.La figura ha muerto. La anciana vuelve a la vida es impresionante como es el cambio de su aspecto agonizante a lozano.La figura de negro que era la muerte ha muerto, la mujer la destruyo con sus mismas armas. Yace ahora en el baúl para nunca más salir.

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